Después de visitar las catacumbas, nos dirigimos a los Jardines de Luxemburgo. Concretamente al gran estanque situado delante del palacio que actualmente es la sede del Senado francés.
Nuestra intención era alquilar unos barquitos de vela que había en el estanque, tal como habíamos hecho en el intercochil), pero menudo chasco nos llevamos: no había ni rastro de los barquitos ni del barquero.
Creo que estos jardines son los más bonitos de París. Y además son enormes, ya que además de esta zona del estanque, hay mucho más que ver, incluida una zona con columpios y otros juegos para niños.
Su construcción se llevó a cabo entre los años 1615 y 1617, cuando María de Médicis se canso de vivir en el Louvre (manda narices cómo se las gastaban los reyes y reinas...)
Así que bueno, nos conformamos con jugar con los peces del estanque, que estaban pendientes a ver si les dábamos de comer.
El día estaba espectacular y los colores del atardecer sobre el lago eran una maravilla.
Y la Torre Eiffel asomando, siempre tan bonita desde cualquier rincón.
Al igual que en los Jardines de las Tullerías, aquí también hay montones de sillas de metal para poder sentarse, descansar y disfrutar de este lugar maravilloso.
También vale la pena ver la fuente Médici, que está un poco escondida, pero es un rincón encantador.