Seguimos con nuestro paseo por Salamanca, que habíamos comenzado en el post anterior.
Después de visitar la Catedral Nueva, nos acercamos al Huerto de Calixto y Melibea.
El Huerto de Calixto y Melibea es un jardín sitiado sobre la muralla, con unas preciosas vistas al río Tormes por un lado y a la Catedral por otro.
Está hecho sobre el lugar donde se supone que Fernando Rojas situó el encuentro entre estos dos famosos amantes.
Tiene varias especies de árboles y, aunque lo visitamos en Febrero, algunos ya empezaban a florecer.
Como en casi todas las ciudades, es una maravilla perderse por las callejuelas de la zona vieja.
Un rincón imperdible en Salamanca es sin duda el Patio Chico, tal como su nombre indica, es un pequeño patio situado en la parte trasera de la Catedral Nueva. Es un lugar tranquilo desde el que se puede ver, a la vez, la catedrla vieja y la nueva.
Cuando lo visitamos, había una clase de yoga justo allí, al aire libre y bajo el sol. Sin duda un lugar espectacular para practicar yoga!
Desde el Patio Chico seguimos callejeando hasta llegar a otro lugar que no nos podemos perder: el edificio de la universidad.
Y, una vez allí, ¡a buscar la calavera con la rana!
Decía Unamuno: " No es lo malo que vean la rana, sino que no vean más que la rana". Y es cierto, el edificio de la universidad es una joya del plateresco que merece ser mirada y admirada. Pero creo que buscar la rana es una buena excusa, que nos hace pararnos y mirar arriba. Y, mientras la buscamos de un lado a otro, nos vamos fijando en los detalles que salpican esta maravillosa fachada.
Desde allí nos acercamos a la Casa de las Conchas, otra muestra del plateresco en Salamanca.
La Casa de las Conchas era un antiguo palacio perteneciente a la nobleza de la ciudad. Las conchas que adornan sus fachadas son el símbolo de la familia de la esposa, y las flores de lis son el símbolo de la familia del esposo.
En su interior tiene un patio impresionante con dos filas de arcos. Hoy en día es una biblioteca de la que todo el mundo puede disfrutar.
El día que la visitamos nos encontramos con una preciosa exposición de fotografias, así que nos quedamos un buen rato disfrutando de la exposición y del edificio.
Y después de este maravilloso paseo, tocaba retirada... Porque nos tocaba ponernos rumbo a Madrid.
Sin duda Salamanca bien merece ser visitada con más calma. Pero bueno... ¡al menos nos hicimos una idea de lo bonita que es!