Nuestro segundo día en Edimburgo lo dedicamos a visitar la Old Town (Ciudad Vieja). Madrugamos, como de costumbre, y cogimos un autobús desde el apartamento donde nos alojábamos hasta Princes Street. Tal como expliqué en el post anterior, Princes Street es la frontera entre la New Town y la Old Town, así que desde allí es muy fácil ir a cualquiera de los dos sitios, subiendo estas escaleras llegamos enseguida a la Old Town.
Toda la Old Town de Edimburgo está declara Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su calle principal es la Royal Mile, que recorre de Este a Oeste esta parte de la ciudad. En un extremo de la misma está el castillo de Edimburgo y en el otro el Palacio de Holyroodhouse.
Nosotros empezamos por el lado del Castillo, que se alza sobre una colina de roca volcánica en el extremo oeste de la ciudad.
En realidad vimos poco del Castillo, ya que decidimos no entrar, por dos razones: la primera el dinero, y es que las entradas son bastante caras y claro, multiplicar eso por cinco hace que sea más caro todavía, y segundo porque la visita al castillo dura unas 3 horas, y en Febrero los días son demasiado cortos y preferimos pasear por la Old Town mientras hubiera luz.
¡La próxima vez que vayamos, visitaremos al castillo sin falta! Pero vale la pena llegar a la explanada que hay delante, admirar las increíbles vistas que hay desde allí y ver el castillo un poco más de cerca.
Por lo visto, en el lugar que hoy ocupa la explanada, quemaron a más de 200 personas acusadas de brujería -la mayoría de ellas mujeres- entre los años 1563 y 1772. Y es que Edimburgo es la ciudad de Escocia donde más ejecuciones por brujería se llevaron a cabo.
Sin entrada se puede pasar el primer muro y allí es donde están las oficinas para comprar los tickets, y también unas cabinas telefónicas muy británicas, aunque hoy en día me temo que poca gente las usará.
¿Recordáis que en el post anterior comenté que la bola situada en lo alto del Nelson Monument servía para que los marineros pusieran sus relojes en hora cuando la veían caer todos los días a la hora exacta?
Pues ese invento tenía una pega, y es que en los días de niebla que son muchos durante el invierno escocés), es imposible ver la bola desde el puerto. Así que a partir de 1861, todos los días se dispara One O’Clock Gun, acompañando la caída de la bola del tiempo del Nelson Monumento en Carlton Hill.
Así que si no se puede ver la caída de la bola del tiempo debido a la niebla, siempre se podrá escuchar el disparo del cañón del Edinburgh Castle.
En mi opinión, uno de los sitios desde donde mejor se ve el castillo es desde unas escaleras que hay junto a Grassmarket, una preciosa plaza de que os hablaré más adelante. Desde allí el castillo se ve imponente en la cima de esa colina rocosa.
¡El próximo día nos toca pasear por la maravillosa Royal Mile!