La Royal Mile está llena de sitios interesantes, pero quizás una de las cosas más curiosas son sus “closes”.
Los closes son pequeños callejones que parten de la Royal Mile, perpendiculares a esta. Algunos van a parar a patios en medio de casas, otros a pequeños jardines (algunos privados), otros a otras calles, otros a ninguna parte…
La lista oficial de closes cuenta con más de ¡70!. ¡Casi nada!
Nosotros no los vimos todos, evidentemente. Muchos pasan desapercibidos, y es que hay que estar muy pendientes, mientras paseamos por la Royal Mile, y cuando veamos alguna pequeña puerta, arco o lo que sea… seguro que allí hay un close.
Si os fijáis en la foto de arriba, hay una placa indicando que en una de las casas de ese close vivió el poeta Robert Burns. El arco que lleva al close está más abajo, justo bajo la placa que pone “Lady Stair’s Close”, así que ya veis lo escondidas que están algunas de estas entradas.
El caso es que ese close va a dar a la plaza donde está el Museo de los Escritores. Como veis, cuando nosotros llegamos, solo pudimos descansar un poco en la plaza porque el museo ya estaba cerrado. Ya tenemos una excusa para volver a Edimburgo jajaja
Algunas de las entradas a los closes están menos escondidas y son mas grandes, como la del Close de Oldfish Market.
Pero hay otros muchos que son callejones realmente estrechos.
Otros van a dar a plazas o callejones donde hay bares o restaurantes y, lógicamente, ya se encargan los dueños de los establecimientos de decorarlos de forma llamativa para que no pasen desapercibidos, por muy estrechos que sean.
El último callejón de la Royal Mile, tal como nosotros la recorrimos (desde el Castillo hacia el Holyrood Palace), es el White Horse Close.
Hoy en día, y desde su reconstrucción en los años 60, es un encantador conjunto de casitas alrededor de un patio.
Hace muchos años se situaban aquí las caballerizas del Palacio de Holyrood.
El nombre con el que se conoce hoy en día es debido a una posada llamada White Horse Inn, que fue construida en el siglo XVII. Por lo visto, el dueño de la posada le puso ese nombre en honor al caballo de la Reina María de Escocia.
Por lo visto la posada tuvo mucha fama en sus tiempos, ya que además los transportes que salían desde Edimburgo a Londres, lo hacían desde aquí, y por lo tanto había mucho movimiento de gente.
En aquella época comenzó a elaborar su propia marca de whisky (White Horse), que aún hoy se sigue comercializando.