Esta tarde me fui a la playa con la intención de practicar el efecto seda del mar. Cargada con la mochila y el trípode.
Peeeero... como no tengo filtros de densidad neutra (impiden que entre tanta luz en la cámara, lo cual viene muy bien para este tipo de fotografía), tengo que esperar a que haya muy, muy poquita luz para que salga algo decente.
Así que, mientras esperaba a que el sol bajara aún más, me entretuve haciendo otro tipo de fotos. Nada de efecto seda, solo captar esos maravillosos colores del atardecer. Y de paso, a un pescador que parecía que estaba posando... ¡no podía estar en un lugar mejor!
Cuando ya casi no se veía el sol, volví a intentar el efecto seda. Sin mucho éxito, la verdad... aún había mucha luz.
Quizás la de abajo esté un poco mejor. El sol ya estaba escondido y los colores eran más rosados. Parece mentira lo diferentes que pueden ser los atardeceres entre sí. E incluso un mismo atardecer puede tener muchos colores según el momento.
Como podéis ver, cuando me cansé de hacer pruebas del efecto seda, volví al pescador, que la verdad estaba ahí tan bien colocado, que había que hacerle fotos sí o sí jajaja
Y la última ya de noche casi cerrada, ni rastro del sol, pero aún tenía unos colores increíbles el cielo. Y también el reflejo en el mar.
No son muy famosos nuestros atardeceres, ni falta que hace. Los que los conocéis... shhhh, ¡guardad el secreto! ;-)