Un día, a finales de verano, fuimos a dar una caminata por A Lanzada. El día no estaba especialmente bonito, pero como no tenía ninguna foto de esa playa este verano, me llevé la cámara por si acaso.
¡Y qué bien que se me ocurrió llevarla! Aunque no parecía, al final el atardecer fue espectacular. Quizás no tanto la puesta de sol en sí, pero sí el color rosa que quedó por todas partes.
Después del paseo, fuimos a recuperar las calorías perdidas a un chiringuito chulísimo que hay allí: "Pe na praia" se llama. Y es tal cual, porque está pegado a la playa. Es una caseta de madera y una terraza también toda de madera, pero la verdad es que es muy, muy bonito. Esas bombillas y los carteles pintados lo hacen diferente.
Y los zumos naturales y los cócteles que tienen están buenísimos. Pero ahora ya nada... hay que esperar al año que viene para volver a disfrutar de él.
Había bastante nubes, así que la puesta de sol no tuvo unos colores demasiado intensos.
Y cuando el sol estaba abajo, ya no se veía a causa de las nubes. Pero ese ambiente rosa que dejó bien mereció la pena haber llevado la cámara jejeje