Cuando estábamos preparando el viaje a Berlín, leí en varias páginas web y blogs, que merecía mucho la pena visitar este barrio. Y la verdad es que todos tenían razón.
Prenzlauer Berg es un barrio precioso, alegre, lleno de color. Y también de vida, hay muchísimo ambiente en todas sus calles: cafeterías, restaurantes y tiendas de todo tipo.
Además me pareció un barrio familiar. Vimos parejas jóvenes con sus bebés y niños pequeños disfrutando en las terrazas de las cafeterías. Pero al mismo tiempo el barrio tiene un punto bohemio que me encantó.
Era complicado encontrar un guequito en alguna terraza para sentarse. El día estaba fresquito pero soleado, así que las terrazas estaban todas llenas. Al final encontramos un hueco en esta cafetería y nos tomamos un café. Por cierto, me pareció carísimo el café en Berlín. Es muy rico, pero muy caro.
No sé cómo hacen, pero con unos muebles viejos y unas flores, consiguen crear un ambiente encantador en todas partes.
Callejeando por el barrio nos encontramos un pequeño parque rodeado de edificios donde había una mesa de ping pong y claro, tuvimos que parar para jugar un rato. Ya era casi de noche, pero aún había luz suficiente para ver la pelota. Por cierto, a todos los viajes solemos llevar una pelota pequeñita precisamente para ocasiones como esta. No hay nada que les guste más a los chicos que un balón (aunque sea en versión mini).
Me encanta cómo esta ciudad está pensada para que las personas disfruten. Si este solar estuviera en España, seguro que estaría vallado esperando a que algún constructor se animara a hacer un edificio. Sin embargo aquí lo aprovechan para hacer un pequeño parque: unos columpios, un tobogán, una pequeña pista de baloncesto y una mesa de ping pong. Y todo lleno de grafittis, sino no sería Berlín.
Uno de los locales que tenía en mi lista para visitar es esta pequeña tienda: Misses & Marbles. Tiene de todo un poco, pero todo precioso, escogido con muchísimo gusto y además de un estilo que me encanta.
Si ya nos costó encontrar un sitio para tomar un café, lo de cenar ya era casi misión imposible. Al final encontramos una mesita en una pizzería pequeñísima que se llama Pizza Nostra. La carta también es pequeña, pero la verdad es que estaba todo buenísimo.
Bueno, pues resumiendo: si venís a Berlín, ¡pasad por el barrio de Prenzlauer Berg!