Bueno, creo que voy a cambiar un poquito el ritmo del blog. Cuando me centre en un viaje voy a procurar hacer muchas entradas seguidas, porque sino los temas se olvidan de una semana a la siguiente, no os parece? Sobre todo este roadtrip, que fue bastante largo!
Bueno, pues hoy seguimos por Amsterdam. Concretamente visitando el NEMO. ¿Y qué es el NEMO? pues un museo de ciencias genial para los niños.
Esta situado junto a un canal grande y tiene forma de barco, tal y como se puede ver en la foto de arriba.
El museo mola porque es uno de esos museos donde los niños pueden aprender jugando. No es un museo de "mirar", es un museo de "hacer", de interactuar con todas las exposiciones que tienen allí montadas.
Las fotos son un espanto porque no había mucha luz, pero bueno, creo que más o menos os podéis hacer una idea.
El tiempo se les pasó volando. Las instrucciones están en inglés (además de neerlandés), así que se pueden comprender fácilmente para poder explicárselas a los niños.
Si el museo mola, la terraza que tiene casi, casi que mola más. Hay un pequeño restaurante-cafetería donde tomar algo, o también te lo puedes llevar a la terraza.
Pero también se puede disfrutar de la terraza sin tener que tomar nada en la cafetería.
La terraza es escalonada siguiendo la forma de la cubierta del barco. Tiene pequeñas "piscinitas" donde los niños se pueden mojar. No cubre más que los tobillos, pero suficiente para refrescarse un día de verano, y sobre todo para pasarlo genial. Tiene también varios tableros gigantes de ajedrez y otros juegos para los peques.
Y para los mayores unas sillas estupendas para disfrutar de las vistas, que son espectaculares:
Al salir del museo alquilamos unas bicis. Los niños tenían muchísimas ganas de dar un pase en bici por la ciudad, así que allá nos fuimos.
Pero resultó no se tan buena idea. Yo antes nunca lo había visto, pero esta última vez que fuimos había montones de ciclomotores circulando por el carril bici, lo cual es un peligro para los ciclistas inexpertos como nosotros. Así que básicamente fuimos con el alma en vilo, y muchos tramos caminando tirando de las bicis, hasta llegar al Vondelpark.
Allí hay muchos caminos por donde se puede ir más tranquilamente con las bicis. Aún así había muchísima gente en el parque.
El parque es una maravilla. Es enorme y está lleno de árboles y un césped genial para sentarse a descansar o a hacer un picnic. Tiene lagos con patitos y puentes. Y cafeterías con terrazas.
Y todo esto en pleno centro de la ciudad, ¡una maravilla!