Después de pasar el día completo en Disneyland París, pasamos la noche en el aparthotel en el que estábamos alojados cerca de Disneyland, y al día siguiente pusimos rumbo a Bélgica.
Nuestra primera parada fue en Brujas, a unas 3 horas en coche de París.
Brujas es una maravillosa ciudad medieval declarada patrimonio mundial por la UNESCO en el año 2000.
Nuestra plan era pasar solo un día en Brujas. A última hora cogimos el coche de nuevo y fuimos a dormir a Gante, que era donde teníamos reservado el hotel.
Brujas se ve bien en un día si nos dedicamos a pasearla Es decir, sin entrar en museos ni nada.
La plaza más importante y animada de la ciudad es la Plaza Markt (en la foto de arriba). Ese día estaban de fiestas, y tenían montado un gran escenario y un montón de tenderetes, así que era muy complicado hacer fotos.
Y si normalmente Brujas está bastante concurrida de turistas en estas épocas, con fiestas ya era una pasada la cantidad de gente que había!
En la misma plaza está el Belfort, un campanario de 83 metros de altura, que data del siglo XIII. En la antigüedad se utilizaba para vigilancia de la ciudad, sobre todo para advertir a los ciudadanos de los incendios.
En el edificio donde está situado el Belfort hay una exposición dedicada a Dalí. Y también un museo sobre el Belfort.
Actualmente se puede subir a lo alto del campanario subiendo a pie sus 366 estrechos escalones. Desde arriba hay una vista espectacular de la ciudad, pero la verdad es que nosotros no lo comprobamos porque la cole para subir era muy larga y además, a mi los espacio reducidos me producen bastante claustrofobia :-(
El Belfort se ha convertido sin duda en el símbolo de Brujas, junto con sus gofres! jajaja
Otra plaza que vale la pena visitar es Burg, donde se encuentra el ayuntamiento, que es uno de los edificios más bonitos de la ciudad. En la foto de abajo apenas se ve (es el edificio que aparece más a la derecha de la foto), porque de nuevo nos encontramos una plaza llena de gente donde se hacía muy difícil hacer una foto.
El ayuntamiento se puede visitar y la entrada no es cara, pero me temo que la cola también es larga.
A continuación nos dedicamos a patear la ciudad, porque cualquier recuncho de esta ciudad es maravilloso. Es como una ciudad de cuento.
Sus canales y sus puentes la hacen aún más especial y acogedora.
Y sus edificios y casa de ladrillo rojo tan bien conservados y cuidados...
Este hotel situado al pie de uno de los canales, con su terracita y su embarcadero me robó el corazón.
¡Y sus flores! Hay rincones llenos de flores.
No me importaría nada vivir en una de estas maravillosas casas junto al canal, no me digáis que no son como de cuento!
No sé para qué utilizarían estas rejas en la edad media, pero creo que yo le encontré una utilidad jajajaja...
Muchas de las casas y hoteles tienen su propio embarcadero.
Una cosa que hacen en muchas ciudades europeas y que me encanta es ver cómo se cuida la decoración de las fachadas. Por ejemplo, los locales comerciales, ya sean tiendas o locales de restauración, respetan al máximo las fachadas originales de las casas o edificios, sin colocar elementos que rompan la armonía del conjunto.
Nada de letreros de colores o luces de neón, los carteles de los locales son discretos, hechos de hierro con colores discretos.
Después de haber recorrido la ciudad durante todo el día cogimos el coche y pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: Gante. Os lo cuento la próxima semana!