Bueno, parece que con un poco de retraso, pero al final llegó el otoño a estos lares. Y menos mal, ¡que ya lo echaba yo mucho de menos!
La verdad es que aún no he podido ir a dar un buen paseo por el monte, pero por suerte vivo bastante en el monte. Así que una tarde que ya no aguantaba más de "morriña otoñal" cogí la cámara y me fui por un caminito que va a dar a una finca donde hay montones de castaños pegados a un pequeño río.
El sitio es precioso en cualquier época del año, pero ahora en otoño ya es una cosa exagerada, con el manto de hojas, castañas y erizos cubriendo la hierba.
Apenas había ya luz, así que las fotos no son nada del otro mundo, pero al menos me quité la espinita de tener unas fotos otoñales.
Y cuando ya volvía a casa se podía adivinar el sol ponerse con unos colores espectaculares, que hacía un marco increíble de fondo a este precioso hórreo.
Un otoño 100% gallego, con castaños, hórreo y alpendre incluidos, no?