Foto y Canción. La Hojarasca y El Necio

La Hojarasca es una novela corta escrita por Gabriel García Márquez y publicada en 1995.

Esta novela es la primera en la que aparece Macondo, el pueblo ficticio que se hará mundialmente famoso gracias a Cien años de soledad. Y también es la novela en la que conocemos al Coronel Aureliano Buendía, que vuelva a aparecer también en Cien Años de Soledad, volviéndose igual de famoso que Macondo.

"Mientras se mueva algo, puede saberse que el tiempo ha transcurrido. Antes no."

La novela comienza narrando el entierro de un médico odiado en el pueblo. A medida que va avanzando la novela, van apareciendo nuevos interrogantes. Además, toda la historia está contada desde tres perspectivas diferentes: la del Coronel Aureliano Buendía (el abuelo), su hija y su nieto.

Es muy curioso cómo ven de manera totalmente diferente una misma situación, al mismo tiempo que vamos conociendo lo que piensan unos personajes sobre otros y las relaciones entre ellos.

Para acomañar el libro, de nuevo Silvio Rodríguez:

"EL necio" interpretado en vivo en un concierto en Quito.

Ya, ya sé que disimulo poco que García Márquez y Silvio me encantan!

Nota: La foto que encabeza este post la hizo mi cabra pequeña. Pero no solo hizo la foto, sino que se le ocurrió coger las hojas secas y colocarlas. Gracias corazón ♥

El pequeño Manuel

¡Ay! ¿Qué tendrán los bebés que los hace taaaan adorables? Cada vez que hago una sesión de embarazo, ya empiezo a cruzar los dedos para que me llamen para hacer la sesión de recién nacido.

Para mi las sesiones de recién nacido son las más difíciles de todas con diferencia. Primero, porque si los padres prefieren, voy a casa del bebé, para evitarle el viaje al peque. Aquí en Galicia la población está muy dispersa y por ejemplo el pequeño Manuel vive a más de una hora de donde estoy yo. Y claro, no sé con qué luz me voy a encontrar, cómo es el sitio... En fin, demasiadas incógnitas para una sesión de fotos!

Y segundo porque los bebés no posan. No falta que hace, claro! Pero pueden tener un día estupendo o pueden tener un día malo, estar incómodos por cualquier cosa... Así que hay que tener paciencia, yo nunca sé cuánto va a durar una sesión de recién nacido, porque depende del bebé.

¡Este peque se portó muy requetebien! Aunque tenía más ganas de juerga de las que debería. En mi cabeza tenía pensado hacer más pruebas de fotos plácidamente dormido, pero no estaba mucho por la labor, no se quería perder ningún detalle jajajaja

Y yo tampoco, así que aproveché los momentos en que está despierto y tranquilo para hacer fotos de sus manos, sus piececillos... Crecen tan rápido que estas fotos serán un recuerdo maravilloso de esta etapa tan bonita y tan corta.

Y cuando por fin el peque coge el sueño prfundo, hay que aprovechar para hacer las fotos de "poses" jajajaja

Ay, ¿no dan ganas de mordisquear esos morritos y esos pies?

Y como recuerdo de su nacimiento, una foto que contiene todos los datos del momento en que nació: el día, la hora, el peso y la altura. Y ya veis, Manuel no se quería perder ni un solo detalle jajaja

¡Ay madre mía, qué rápido crecen! Mi cabra mayor hace nada era así y ahora ya se va a la universidad, buaaaahhhh!!!!

Viaje en coche por Europa

Hace ya unos años hicimos un viaje increíble. Un viaje en coche los cinco por Europa. Desde luego que sí ha sido es el viaje más largo que hemos hecho: 22 días recorriendo kilómetros por varios países europeos.

Hace aún más años, el padre de las criaturas, mi hermana, mi cuñado y yo, hicimos un interrail y fue una experiencia maravillosa. Cuando nacieron los niños, nos dijimos que algún día teníamos que repetir el interrail, pero con ellos. Así que esperamos a que ellos tuvieran la edad suficiente, y nosotros el dinero suficiente para ir jajaja...

El invierno anterior al viaje, comenzamos a planificar. Y claro, lo primero que hicimos fue ver cómo iba ahora lo de los trenes, porque las cosas han cambiado mucho desde que nosotros hicimos el interrail. Y la verdad, creo que han cambiado para mal en algunas cosas, por ejemplo, ya no te permiten la libertad de coger cualquier número de trenes al día. En la mayoría hay que reservar plaza con tiempo, en otros muchos hay que pagar recargo,... En fin, que decidimos que no iríamos en tren, y lo cambiamos por el coche. Así tendríamos toda la libertad del mundo para decidir la ruta y los cambios de última hora sin problema. Total, que la cabra pequeña rebautizó nuestro viaje y le puso "intercochil" jajajaja

Después de haber decidido que el viaje sería en coche, nos pusimos a pensar la ruta. Nos hubiese gustado ir a Berlín, que nosotros no lo conocemos, y a Praga, que los niños no lo conocen. Pero la verdad es que quedaban demasiado lejos y no teníamos tantos días, así que decidimos quedarnos más cerca: Francia, Bélgica, Holanda, Alemania y Suiza.

En Francia yo tenía ganas de conocer la zona de los castillos del Loira el Mont Saint Michel. El padre de las criaturas es un apasionado del tema de la Segunda Guerra Mundial. Evidentemente no se puede pasar por Francia y no parar en París jajaja. Así que en base a todo eso decidimos la primera parte del viaje.

Seguimos hacia el norte por Bélgica. Volvimos a Brujas, que no importa ir mil veces jajaja... Y aprovechamos para conocer Gante.

A continuación, Holanda. Ya habíamos estado en Ámsterdam y en La Haya, pero teníamos ganas de repetir porque la cabra pequeña era muy pequeña y apenas se acordaba.

De ahí pasamos a Alemania para empezar a ir de nuevo hacia el sur. La zona del Rhin tiene montones de pueblos preciosos, y también nos acercamos a algún pueblo de la Selva Negra. Claro que también aprovechamos para visitar Estrasburgo, al otro lado de la frontera, en la parte francesa.

De ahí ya pasamos a Suiza: Lucerna, Berna, y un poquito de la zona de los Alpes.

Total, que el itinerario que hicimos fue, más o menos, éste:

Desde casa, del tirón a San Sebastián (bueno, paramos para comer, estirar las piernas y tal unas tres veces). En San Sebastián hicimos una parada larga para que los niños la conocieran, nos dimos un buen pase, un chapuzón en la playa de La Concha y tomamos unos pintxos en la zona vieja. Desde allí, nos fuimos a dormir a un hotelucho en Burdeos.

*Tours, en Francia. Desde allí fuimos a ver varios de los castillos del Loira.

*Bayeaux, también en Francia. Centro de operaciones para ver la zona de Normandía.

*París. Evidentemente vimos París, pero también nos escapamos un día a Disneyland.

*Brujas y Gante, en Bélgica.

*Kinderdijk, Ámsterdam y La Haya, en Los Países Bajos.

*Colonia, Rudessheim, Gengenbach y Friburgo, en Alemania.

*Estrasburgo, en Francia, en la frontera con Alemania.

*Lucerna, Berna y Langnau in Emmental, en Suiza.

Ya a la vuelta hicimos una parada pequeña en Ginebra, paramos de dormir en Montpellier y también conocimos un poco Toulousse. Y ya en España, hicimos noche en Vitoria.

Como veis, compramos un mapa de Europa y lo pusimos en un corcho para colgarlo en la pared.

Con unas chinchetas pusimos los nombres de los sitios en los íbamos a parar para que los niños se enteraran mejor y se fueran quedando con el itinerario. Y aún ahora seguimos teniendo el mapa con las banderolas colgado en la entrada de casa.

Para nuestro bolsillo hacer un viaje de 22 días comiendo de restaurante y llendo a hoteles buenos, es imposible. Así que escogimos hoteles baratos (una media de 100€/noche los 5) y para desayunar, comer y cenar, pues picnic. Nos íbamos al supermercado, hacíamos compra de lo que nos apeteciera y buscábamos un sitio bonito para comer. Vale, alguna vez fuimos a un Mac Donald's, y un par de veces nos dimos el lujo de ir a un restaurante decente. Pero nada más, sino hubiera sido imposible.

Todos los hoteles los llevamos reservados desde aquí. Básicamente lo hicimos todo a través de Booking, que es una web genial para reservar hoteles. Puedes ver opiniones, montones de fotos, y los precios suelen estar más baratos que en otras webs.

Bueno, pues cada semana os iré contando un poquito de este maravilloso viaje, por si a alguien le sirve de algo.

Libro y Canción. Verano de Coetzee y Summertime de Janis Joplin

Verano es un libro de J.M. Coetzee que culmina las memorias noveladas de este escritor surafricano premiado con el Nobel de literatura. Sus libros de memorias anteriores son Infancia y Juventud.

Lo que más me llamó la atención de este libro es la manera en que la el escritor se desnuda, contándonos cosas que no todos estaríamos dispuestos a contar. Lo hace en boca de terceras personas, ya que el libro consiste en una serie de entrevistas ficticias realizadas por un personaje que es un joven biógrafo que prepara un libro sobre el difunto escritor J. M. Coetzee.

No sabemos qué es verdad y qué no lo es, pero desde luego no se trata muy bien a sí mismo.

Para acompañar, una canción con el mismo título: Summertime. Hay varias versiones, pero he escogido una que me gusta mucho, la de Janis Joplin y su voz desgarrada.

Una bonita mesa de verano

Bonita y más fácil, imposible. Ya sé que me repito más que el ajo, que siempre digo lo mismo, pero es que es cierto. Esto ya es el colmo de la sencillez jajajaja

El otro día tuvimos celebración en casa y éramos un buen montón (de hecho había otra mesa en paralelo, que no sale en la foto), y entre preparar comida, limpiar y ordenar... Me pilló el toro!! No tenía nada preparado ni siquiera pensado para la decoración. El color de los manteles no lo decidí, es que no tenía otro remedio, porque necesitaba 3, y los únicos que había parecidos eran 3 blancos jajaja.

Con la vajilla color beis, iba a quedar la cosa un poco sosa. ¡Menos mal que tengo esos maravillosos bajoplatos de madera! Así que pensando, pensando cómo darle un poco de color al conjunto, se me ocurrió lo de los helechos.

Mientras nosotros rematábamos la comida, le pedí a los chicos que fueran a recoger helechos. Muchos helechos. Que otra cosa no, pero helechos al lado de casa hay los que queramos y alguno más.

Después llegó mi sobrina preciosa y me ayudó a colocarlos, mientras mi mediano hacía las etiquetas con los nombres en el ordenador.

A lo largo de la mesa puse unas botellitas de cristal con unas hojitas pequeñas de helechos y unas margaritas en una jarra de peltre en el medio de las dos mesas.

Y sobre cada plato una hoja de helecho y una etiqueta con el nombre de cada comensal.

Fácil, ¿no? Os juro que dos horas antes de sentarnos a comer no tenía nada pensado y en un ratín creo que apañé bastante bien, no?