Road Trip a Francia I. Playa de las Catedrales

Creo que voy a ir intercalando posts sobre otros viajes que hemos hecho, porque sino lo de Londres va a quedar muy monótono. Y así voy dando más ideas por si a alguien le sirven para algo.

Este viaje lo hicimos en 2014. Nuestra idea era hacer un viaje en coche (o "road trip", que siempre queda más "moderno" jajaja) por el País Vasco español y francés.

¿Y qué pinta entonces a Praia das Catedrais? Pues hombre... Es una pena pasar por aquí cerquita y no para a hacer otra visita, no?

La marea no estaba baja del todo. Pero tampoco estaba alta, así que bueno, aún pudimos dar un paseo y hacernos una idea.

Nosotros fuimos de pasada y ya sabíamos que la marea no iba a estar en su mejor momento para la visita. Pero si queréis verla en todo su esplendor, conviene ir con la marea baja. Para poder planificar la visita según la marea, podéis consultar los horarios de las mareas por internet. Por ejemplo, en esta web. En verano parece que es una locura la cantidad de visitantes que tiene esta playa. Tengo entendido que hasta se ha habilitado una web para poder hacer la reserva, porque hay que limitar el número de visitantes.

Nosotros, que tenemos la suerte de tenerla cerca, creo que es mejor aprovechar cualquier otro momento del año y verla con calma y tranquilos.

Por la parte de arriba hay un largo paseo que permite recorrer la playa aunque la marea esté alta. Siguiendo ese sendero llegamos a una pequeña cala de piedras llena de pequeñas construcciones que la gente hace acumulando piedras:

Bueno, pequeñas y no tan pequeñas. En la foto de abajo podéis ver el tamaño que tienen en comparación con mis chicos:

Después de esta pequeña parada, seguimos rumbo a nuestro siguiente destino: Oviedo. Pero éso ya quedará para el siguiente post ;-)

Vila Nova de Cerveira

Vila Nova de Cerveira es un pequeño pueblo del norte de Portugal que vale la pena visitar. Es pequeño pero muy coqueto.
Está pegado al río Miño y tiene un parque justo al lado del río que es una maravilla: césped cuidado y árboles que dan una sombra perfecta para hacer un picnic en verano. También hay un mini golf y lo mejor de todo: un "mini parque acuático". No hay piscinas, aviso. Sino varios juegos con chorritos, chaquitos, y "mini-piscinas" que son una gozada para jugar los días de calor. Y sin ningún peligro para los niños.

Todos los sábados hay un mercadillo bastante grande en el que se puede encontrar de todo.

Nosotros hemos ido ya varias veces, pero las fotos del post de hoy son de Vila Nova de Cerveira en fiestas. ¡Más bonito y coqueto que nunca!

Todo el pueblo estaba decorado con adornos hechos con ganchillo. De verdad que nos quedamos boquiabiertos. Fue pura casualidad, no teníamos ni idea de cuándo eran las fiestas allí, pero desde luego que fue una suerte.

En las fotos de arriba se puede ver el ayuntamiento y la iglesia.

Y en las fotos de abajo, los árboles de la plaza. Yo no sé hacer ganchillo, pero me parece que es un trabajo alucinante!

Hasta los toldos de las terrazas de las cafeterías estaban vestidos de fiesta:

Una de las calles que llega a la plaza estaba cubierta de paraguas de colores.

Y todas las casas tenían adornos diferentes.

La foto de abajo es la entrada de una peluquería. Con las tijeras, el peine y el secados hechos a ganchillo:

¿No es precioso?

Cabo Udra

Entre mis "paraísos cercanos" no podía faltar este paraje espectacular de las Rías Baixas.

Cabo Udra está en el municipio de Bueu, en la península del Morrazo. Y todo el paisaje es precioso.

Fuimos así sin pensarlo mucho un día en verano. No llevábamos nada planeado, así que no teníamos ni idea de posibles rutas ni nada.

Aparcamos el coche en una zona destinada a ello, al lado de la playa de Ancoradouro. Y justo al lado había unos cuantos caballos. Empezaba bien el paseo ;-)

Desde allí echamos a andar por uno de los senderos sin saber a dónde nos iba a llevar...

Yo de última, como siempre. Entretenida haciendo fotos a todo y a todos. Creo que soy experta en hacer fotos de espaldas jajaja

Seguimos con suerte... Por el camino ¡encontramos moras!

Y unas moras buenas. ¡Grandes y riquísimas!

Comiendo moras se hace mejor el camino ;-)

Y llegamos a un lugar con unas vistas espectaculares de toda la ría:

Como ya no había camino para seguir, dimos vuelta y cogimos otro caminito que encontramos.

Y fuimos a dar a una zona plana con un montón de flores preciosas!

No pude resistirme a sacar el trípode y hacer una foto de los 5 juntos. Es una foto tipiquísima, pero no es fácil salir los cinco juntos en una foto.

Por último cogimos el camino que lleva al aula de interpretación. Para nuestra sorpresa, nos encontramos que allí había un chiringuito con unas vistas alucinantes. Y claro, paramos a tomar algo, que las moras ayudan, pero no hacen milagros jajaja

Da igual a donde mires... ¡El paisaje es precioso!

Y de vuelta al coche recogimos otro montón de moras para el camino jajajaja

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De Vilagarcía a Carril en bici

Un día, hace ya bastante tiempo, el mayor tenía un campeonato de baloncesto en Vilagarcía. Como el día estaba espectacular, aprovechamos para llevar las bicis del mediano y el pequeño y hacer el paseo que hay entre Vilagarcía de Arousa y Carril.

Es un pequeño paseo que trancurre por la playa de Compostela, pero que resultó muy chulo para pasar un rato con los niños, porque hay unos cuantos entretenimientos por el camino.

Para empezar, una tirolina:

¿Quién puede resistirse a unos cuantos lanzamientos en tirolina? Desde luego E y G, no jajaja

Además de la tirolina había este "chirimbolo" (¿cómo rayos se llama ésto?) para escalar, y ahí estuvieron las cabras haciendo lo propio.

Ya llegando a Carril, se pueden ver las varas que delimitan los parques de cultivo de almeja.

Y, aunque a lo mejor ésto no es tan entretenido como la tirolina, sí que es muy curioso para los niños, que no se podían imaginar que en el mar también hay fincas particulares, igual que en tierra firme. Solo que en lugar de recoger patatas y verduras, se recogen almejas.

¡Sí, las famosas almejas de Carril!

Y es que, además, las fincas se siembran, igual que las de tierra. Pudimos ver a una mariscadora sembrando almeja en su parque.

Lo dicho, cosas curiosas que aún no habíamos visto a pesar de vivir tan cerquita.

A la vuelta, la marea estaba ya baja y pudimos bajar a la arena a jugar un rato antes de volver a las bicis.

Santa Tegra y Caminha

Hace un par de años que hicimos esta excursión a estos paraísos cercanos. Que muchas veces, como tenemos las cosas cerca, no las visitamos. Lo vamos dejando... Y pasan un montón de años sin visitarlas. Y sin duda el castro de Santa Tegra merece una visita. Y no solo el castro, hay mucho más que ver en Santa Tegra.

Em monte de Santa Tegra está en A Guarda. Es muy fácil llegar, todo está muy bien señalizado. Lo más complicado es aparcar. Se puede dejar el coche abajo, que hay más sitio, y subir caminando, pero es una buena tirada.

Lo primero que se ve son las cruces del Vía Crucis.

En la parte más alta del monte está la ermita de Santa Tegra, que fue construida en el siglo XII.

No sé si es habitual, pero el día que fuimos nosotros, había un gaiteiro que llenaba todo el monte con su música, ¡una maravilla!

Desde lo alto del monte Santa Tegra se puede ver la desembocadura del Miño y buena parte de la costa atlántica. Si encima tenemos la suerte de ir con un día claro y despejado como el que nos tocó a nosotros, es un espectáculo.

Un poco más abajo está el castro, que fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. Por lo visto el campo estuvo habitado entre los siglos 1 a.C. y 1 d. C.

Actualmente hay dos cabañas reconstruidas, para que nos hagamos un idea de cómo eran realmente.

Después de pasar buena parte de la mañana en Santa Tegra, cruzamos la frontera para ir a comer a Caminha. La verdad es que a mi me encanta Portugal. Creo que sus pueblos y ciudades tienen un encanto especial. Por no hablar de su bacalao jajajaja... Así que para mí es una suerte tenerlo tan cerca.

Era la primera vez que íbamos a Caminha. Es un pueblo pequeño, pero muy bonito y lleno de detalles.

A la vuelta aún nos dio tiempo a hacer una paradita en Valença do Minho para comprar unas toallas jajaja... Y ya que estábamos, los niños aprovecharon para jugar un rato.

Y la verdad es que con el día de calor que hacía, se estaba de maravilla jugando sobre la hierba a la sombra de esos árboles enormes.