Después de visitar Alkmaar, pusimos rumbo a Alemania, y nuestra primera parada fue en Rudesheim.
Rudesheim es un pueblo situado a las orillas de Rin. A lo largo de este río hay varios pueblos preciosos que conservan la arquitectura típica alemana y que viven volcados en el cultivo de viñas.
Es un pueblo bastante pequeño, así que para hacernos una idea, basta con unas cuantas horas. Tiene una calle principal llena de tiendas y, sobre todo, de restaurantes típicos. Lo que más llama la atención son las casas, lo bien conservadas que están, y las nuevas hechas de manera que guardan armonía con el resto.
Cuando éramos jóvenes, hicimos un viaje en interrail y visitamos también este pueblo. Aquella vez habíamos subido en teleférico hasta la parte alta del pueblo, donde hay un monumento que conmemora la creación del imperio alemán y, lo más importante, desde donde hay unas vistas preciosas del río. Además es curioso ver todas extensiones de viñedos desde el teleférico.
Hay varios pueblos a lo largo del Rin que merecen una visita. Forman la "Ruta Romántica del Rin" y debe ser un bonito viaje para hacer.