Al salir de Dunkeld nos dimos cuenta de que no íbamos a poder hacer lo que teníamos planeado. Nuestra idea era hacer otra parada en otro pueblo llamado Pitlochry para comer algo y después parar en Aviemore para dar un buen paseo por el bosque.
Pero la nieve no dejaba de caer. Todo a nuestro alrededor era blanco: montañas blancas, carreteras blancas, cielo blanco y la nieve que no dejaba de caer, acompañada de una ventisca que hacía que la nieve viniera desde todas partes.
Nosotros ya no estamos acostumbrados a conducir con nieve. Y menos a conducir con nieve y por la izquierda.
Una vez más pusimos a prueba la increíble paciencia y amabilidad de los conductores escoceses, que hacían una fila enorme detrás de nuestro coche esperando pacientemente a que hubiera un tramo donde pudieran adelantar.
Total… paramos en Pitlochry, pero ya ni bajamos del coche. Comimos unas galletas dentro del coche y pusimos rumbo a Aviemore porque sabíamos que se nos iba a hacer tarde y ya lo que nos faltaba era conducir en la nieve, por la izquierda y encima de noche.
Aviemore no tiene el encanto de los otros pueblos escoceses que habíamos conocido. Pero está en el Parque Nacional de Cairngorms y se ve que es un destino vacacional tanto en verano como en invierno.
Cuando llegamos fuimos a una cafetería a por un buen café y a comer unos bocadillos. También aprovechamos para ir al supermercado, ya que nuestro alojamiento en Inverness era una casa con cocina.
Como ya no nos daba tiempo a hacer ninguna excursión por el bosque, nos acercamos a la oficina de información y preguntamos si había alguna ruta pequeña que pudiéramos hacer, y fue así como llegamos a este pequeño lago que estaba completamente congelado, a pesar de que en Aviemore apenas había nieve.
Mientras estábamos allí nos acompañó durante un rato un precioso bóxer con su collar de cuadros escoceses.
Para lo que teníamos pensado, esta ruta me supo a poco. Pero bueno… menos da una piedra. Al menos vimos un lago completamente congelado, que creo que nunca habíamos visto ninguno.
La próxima vez que vayamos a Escocia creo que no será en pleno invierno, que los paisajes son muy bonitos, ¡pero la nieve puede dar al traste con los planes.