Este verano hicimos una escapadita de un día hasta el Castro de Baroña, un castro maravilloso situado en un entorno maravilloso (no eran listos estos celtas ni nada, eh jajaja)
El castro de Baroña está situado en la parroquia de Baroña, en el municipio de Porto do Son.
Cuando llegamos era casi la hora de comer, así que nos dirigimos directamente al pinar cargados con la comida, y buscamos un buen lugar entre los pinos para comernos nuestros bocatas.
Cualquier lugar allí es maravilloso para hacer un picnic, lo único en lo que hay que fijarse es en que no haya muchos toxos jejejeje
Con el calor que hacía, no veáis lo que se agradecía la sombra de los pinos!
Hasta hubo algún suertudo que encontró un cómodo asiento en un una rama caída de un árbol.
Cerca de donde estábamos, parece que hubo algún excursionista más "sofisticado" que decidió montarse su propia cocina. La verdad es que la higuera estaba muy bien montada y perfectamente apagada, pero aún así... No se pueden hacer fuegos en el monte, y menos con las temperaturas que estamos teniendo este verano.
Después de comer, dejamos todos los cachivaches en el pinar bien recogidos y nos fuimos dando un paseo hasta el castro. La verdad es que las vistas del castro con el mar al fondo son preciosas.
Cuando nos acercamos al castro, nos dimos cuenta de que una zona pegada a la playa estaba llena de miradoiros, que ahora por lo visto se han puesto muy de moda.
El castro está rodeado por una muralla. O mejor dicho, por varias hileras de murallas que servían de protección al castro. En el interior hay unas veinte viviendas de planta circular u ovalada, sin divisiones interiores y lo que es muy curioso: sin puertas ni ventanas.
Parece que los arqueólogos aún no tienen muy claro por dónde accedían a las viviendas, pero la teoría más aceptada es que las puertas estaban elevadas, para impedir que entrada el agua en los días de temporal.
Eso explicaría también la poca altura que tenían las paredes de los castros.
En las zonas que dan al mar, la protección con murallas ya es menor o inexistente, ya que el mar o las propias rocas hacen de muralla.
Por lo visto este maravilloso castro estuvo habitado entre los siglos I a.C y I d.C. Y según los expertos, era un castro marítimo. No solo por su situación, sino también porque se trataba de un pueblo que vivía básicamente de la pesca.
En la foto de abajo se puede ver la entrada al castro y, aunque en la foto no se aprecia, hay unas escaleras increíblemente bien conservadas.
Junto al castro está la maravillosa playa de Arealonga. Es una playa nudista, y como nosotros somos más de textil, preferimos alejarnos un poco y buscar una playa donde hubiera más gente en bañador. Pero bueno, eso queda para la semana que viene ;-)