Hoy repetimos escritor. ¿Pero qué culpa tengo yo de que me guste tanto García Márquez?
Parece increíble que un libro que empieza contando como acaba, logre mantenernos enganchados, con la esperanza que sabemos falsa de que ese final no se cumpla, de que sea un truco literario. Pero con García Márquez no hay trucos, solo realidades. Mágicas, pero realidades.
Un Macondo sin serlo, en miniatura, se despliega ante nuestros ojos con unos personajes vivos, cercanos, conocidos, y la narración nos pone allí, entre ellos, sufriendo, riendo, matando y muriendo a su lado. Tan solo tendremos que salir de vez en cuando a tomar aire, ya sabéis, tras alguna frase de esas de García Márquez. Tomar aire y preguntarnos cómo es posible.
Y como cierre musical semanal Extremoduro nos enseña como en una sola canción pueden juntarse poesía, rock duro, delicadeza, amor, celos...mucho arte...mucho Robe.