Hace nada les hacíamos millones de fotos, con el movil, con la cámara, con lo que tuviéramos a mano. Ellos posaban felices y sonreían a la cámara en cuanto se daban cuenta de queríamos hacerles una foto.
Incluso a veces te llamaban “¡Mamá! ¡Mira lo que hago, hazme una foto!”. ¿Os acordáis?
¿Cómo se puede pasar de eso a “¡Qué pesada, no me hagas fotos!”?
Nuestros pequeños se han convertido adolescentes. O, como dice una amiga mía, en “arborrescentes” jajaja… Así, de la noche a la mañana y sin avisar.
Así que lo de las fotos riquiñas o simpáticas con la familia ya no les va. Sin embargo nosotros no queremos perdernos los recuerdos en esta etapa de su vida, ¿verdad?
Pues el truco creo que está, como casi siempre, en escucharlos e intentar comprenderlos. Ponernos en su piel, vamos. Que nosotros también tuvimos su edad, así que hagamos un poco de memoria.
Mi cabra pequeña siempre posó para mi objetivo sin problema, hasta no hace mucho, la verdad. No me puedo quejar. Pero últimamente ya estaba menos colaborador. Hasta que le dije “tengo ganas de hacerte unas fotos con el skate (porque, ojo, ya no es el “monopatín” de toda la vida. No. Ahora ellos usan “skate”).
Pues oye, ¡no me rechistó ni una vez!
Así que allá nos fuimos, a unas cuantas localizaciones que me parecieron que podían quedar chulas con el skate, aunque a veces él se quedaba un poco sorprendido de los sitios que escogía jajaja… pero quedó muy contento con el resultado.
Pues el truco es ese: saber qué es lo que les gusta y hacerles fotos realizando su actividad favorita, en la que sientan más cómodos. ¡Así seguro que no van a protestar por salir en fotos! y da igual lo que sea: skate, guitarra, baloncesto, fútbol, pintura, ballet, etc…
Y nosotros tendremos unos recuerdos preciosos de esa edad y además podremos recordar eso que tanto les gustaba. Un “win-win”, que se dice ahora jajajaja
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