Muy cerca de los elegantes patios de Hackescher-Höfe, se encuentra Dead Chicken Alley, un famoso callejón que da también a un patio interior y que es muy diferente de los anteriores.
Como ya os comenté alguna vez a lo largo de estos posts sobre Berlín, en esta ciudad llama la atención la cantidad de arte callejero que hay, su calidad y su conservación y el respeto que muestran hacia él. Y el patio de Dead Chicken Alley es una buena prueba de ello.
Por lo visto, los inicios de este callejón se remontan a la caída del muro de Berlín. Hasta entonces estaba prohibido pintar en los muros y paredes de la ciudad. Pero al caer el muro, las ganas de libertad y de hacer cosas hasta entonces prohibidas, se desbordaron.
Un grupo de jóvenes artistas, llamados "Dead Chicken" (Pollos Muertos), compró entonces este callejón para poder expresar su arte sin que nadie pudiera decirlas nada.
El contraste entre este callejón y el barrio en el que está situado es impresionante. Y si no vais realmente buscando el callejón, es muy probable que os lo paséis porque no es fácil de encontrar. Está situado en la Rosenthaler Strasse, pero la entrada pasa desapercibida por completo.
En mi opinión es un sitio que vale mucho la pena visitar para conocer ese Berlín alternativo, que aún se puede ver en muchos de sus rincones.
A día de hoy el lugar subsiste a base de donaciones de particulares. Además de todo el arte que se puede ver en las paredes, hay varios locales comerciales: bares, una escuela de música, una tienda, y también un museo dedicado a Ana Frank.
Nosotros fuimos en pleno invierno y un día de semana por la tarde, y la verdad es que no había mucho ambiente. Pero parece que las noches de los fines de semana hay bastante gente, y me imagino que en verano mucho más.