El río Sena, en su paso por París, tiene 3 islas: la Île de la Cité, la Île de Saint-Louise y la Isla de los Cisnes. Esta última es muy pequeñita y está bastante alejada de lo que uno suele ir a visitar cuando va a París. Vamos, que yo nunca he estado allí.
La Île de la Cité es la más grande de todas y está perfectamente comunicada con ambas orillas de Sena por varios puentes. En ella se encuentran tanto la catedral de Notre Dame como la Sainte Chapelle. Y es el antiguo centro de la ciudad de París.
Sin duda es un lugar muy turístico, no solo debido a los importantes templos que están allí situados, y que atraen a montones de turistas, sino también al encanto parisino de muchas de sus calles. Y es que vale la pena perderse por ellas y encontrar lugares tan pintorescos y hermosos como el “Au Vieux Paris l’Arcole”.
La verdad es que me quedé con las ganas de comer allí, porque el sitio es una preciosidad, tanto la fachada y la pequeña terraza, como el interior. Que la verdad es que entramos porque un camarero que estaba en la puerta, al ver que yo estaba haciendo fotos como una loca jajajaja, nos insistió para que entráramos a verlo por dentro.
La foto de arriba es de una de las pocas mesas que estaba vacía. Como veis es un estilo diferente a la terraza, pero igualmente encantados y sin duda un lugar diferente. La próxima vez que vaya a París… no lo perdono!
La Île de Saint-Louise está pegada a la Île de la Cité, y se puede pasar de una a otra por el puente de Saint-Louis (en la foto de abajo). Además tiene puentes hasta ambas orillas del Sena.
Justo al cruzar el puente de Saint-Louis de camino a la Île de Saint-Louis está una de las heladerías más famosas de París: Berthillon Glacier. Suele haber algo de cola, así que hay que tener paciencia, ¡pero los helados están deliciosos!
Es una maravilla pasear por las calles de esta pequeña isla, es un lugar tranquilo, estando en el mismo centro de París. La mayoría de las edificaciones son edificios de viviendas, aunque también tiene una iglesia, y también hay restaurantes, cafeterías y algunas pequeñas tiendas.
Y también tiene cerca las mejores vistas de Notre Dame, que está situada en la vecina Île de la Cité. A mí es que la parte de atrás de Notre Dame me gusta más que su fachada (igual soy muy rara, eh).
Y teniendo parisinas… ¡quién necesitas modelos! Porque eso de la elegancia de las parisinas no es solo leyenda urbana. Tienen un “algo” que aunque vayan en camiseta y vaqueros están divinas. Hace poco leí algo similar de las danesas. Voy a tener que ir a comprobarlo, porque cuando fui a Dinamarca fue hace mil años y ya no lo recuerdo.
Pues eso… ¡no me diréis que la chica no estaba en el lugar exacto para esta foto!