Hoy voy a hacer un descanso en nuestro viaje por Berlín para enseñaros estas fotos de una sesión de post comunión muy divertida.
Como casi siempre, habíamos quedado al atardecer en la playa para hacer las fotos. Playas aquí tenemos todas las que queramos, así que hay mucha variedad.
Pero me gusta que haya un poquito de variedad también en cada sesión, así que procuro buscar en los alrededores algunas localizaciones que no sean arena y mar.
Y aquí las encontré en estas hierbitas que había antes de entrar en la playa. Creo que mis clientes ya conocen mi debilidad por las hierbitas jajajaja...
También sabía que, antes de llegar a la playa, había un pequeño puente, así que allá nos fuimos. Con esos árboles y esas hierbas quedó un bokeh espectacular.
Después del puente hay un pequeño camino que va pegado aun pequeño riachuelo y en el que hay una vegetación espectacular. ¡De repente apenas tenía luz para hacer las fotos!
Claro que no fue problema porque siempre llevo conmigo un reflector, y con la ayuda de la madre de Sofía, salieron estas fotos que a mí me encantan.
Yo ya no me acordaba, pero ¡había otro puente más! Así que allí hicimos unas cuantas fotos más.
El riachuelo termina en la playa, claro. Y en su desembocadura hicimos algunas fotos más.
Luego en la playa, buscamos un sitio donde no hubiera mucha gente. Yo procuro buscar playas que sepa que no están demasiado llenas, pero lo cierto es que aquí en verano hay gente en todas las playas. Y hasta tarde, además. Por eso nos fuimos primero a las rocas. El sol ya empezaba a ponerse y nos dejaba unos colores maravillosos...
Siempre lo digo, pero lo que me gusta de las sesiones de post comunión es que ya no importa que el vestido se ensucie, así que nos quitamos los zapatos y ¡a disfrutar!
También estaba la hermana mayor. Siempre es un recuerdo precioso que salgan los hermanos, y también los padres, en las fotos.
Cuando ya nos íbamos para casa, mojadas y llenas de arena, vi esta caseta de madera y no pude evitar hacer ahí unas cuantas fotos...