Nuestro segundo día en París lo aprovechamos para visitar el Museo del Louvre.
El Museo del Louvre es sin duda uno de los museos de arte más importantes del mundo. Lleva abierto desde 1793 y constituyó una manera manera de hacer un museo: antes todas esas obras de arte (casi todas provenientes de la monarquía francesa y de los expoliaciones de Napoleón) estaban reservadas para ser admiradas por las clases altas del país, en colecciones y visitas privadas. A partir de la apertura de este museo, toda la sociedad podía disfrutar de todas esas obras de arte.
No solo el contenido es maravilloso en este museo. También lo es el continente. El edificio era un antiguo palacio real y todas y cada una de las estancias por las que pasamos nos dejaron boquiabiertos.
Otra cosa que me encantó del Louvre es que permiten hacer fotos, así que yo estaba encantada.
Nosotros procuramos visitar algunas de sus obras más importantes, centrándonos más en el arte griego y egipcio.
La primera escultura griega que nos encontramos fue Victoria de Samotracia, que aparece en la foto de abajo:
Por supuesto no nos podíamos perder la visita a la Gioconda de Leonardo da Vinci, posiblemente el cuadro más famoso del mundo.
Ya había leído que era una pintura pequeña, pero aún así sorprende su tamaño. Está protegida tras un cristal de seguridad y por lo visto siempre hay una nube de personas admirándola.
En el Louvre también hay una importante muestra de frisos de templos egipcios, como el de la foto de abajo, que pertenecía al templo de Artemisa
Las galerías de esculturas griegas son impresionantes.
Entre ellas destaca la Venus de Milo. Una estatua del año 100 a.C. que representa a Afrodita y de la que se desconoce su autor. Esta es otra de las obras más visitadas en el Louvre, siempre está rodeada de admiradores.
La escultura de la foto de abajo es Psique reanimada por el beso del amor y es otra de las esculturas más famosas del Louvre. Fue realizada por el italiano Antonio Cánovas y data del año 1793
Después de visitar la zona de esculturas griegas y neoclásicas, nos dirigimos a la zona del arte egipcio.
Sin duda una de las esculturas más famosas del Imperio Antiguo de Egipto es el escriba sentado. Fue esculpida entre los años 2480 y 2350 a.C. y es una de las mejor conservadas.
La famosa pirámide de cristal situada delante del Museo del Louvre es la que sirve de entrada al mismo, dando acceso a una galería subterránea que hace de hall del museo.
Los museos en París no son gratis como en Londres, así que conviene aprovechar bien su visita. Pero el Louvre es tan enorme que, después de pasar allí un montón de horas, nos fuimos con la certeza de no haber visto más que una pequeñísima muestra. Así que hay que ir metalizados de que es imposible verlo todo en una sola visita, sobre todo si vais con niños, claro.
En esta web tenéis toda la información de horarios y precios de entrada al museo. Se forman unas colas gigantes para comprar los tickets, así que conviene madrugar. O sino, comprar las entradas por internet. Nosotros las compramos online en la fnac y lo único que hay que tener en cuenta es que tienes que recogerlas en la tienda donde te indiquen al llegar a París.