Si os digo la verdad, yo no soy mucho de estores ni de cortinas. Y nada de persianas, las odio.
Con lo que me gusta ver el cielo, el paisaje, lo que sea, y que la luz entre en casa... Pues todo lo que se ponga por el medio, no me gusta.
Pero bueno, tengo que reconocer (a regañadientes) que a veces no hay más remedio. Por ejemplo, esta habitación hace las veces de "habitación para todo". El ordenador, las cosas de fotografía, de manualidades, libros y libretas, costura y, además, es donde la cabra pequeña hace las tareas.
Y por las tardes, cuando hace sol, entra por esa ventana a raudales. Y sí, está muy bien que el sol entre en casa, pero no está muy bien que te dé en los ojos cuanto intentas estudiar o hacer tareas. Así que claudiqué y compramos un estor, que es más práctico, barato, tapa mejor el sol, y, cuando está recogido, ocupa menos que una cortina jejeje.
Ni que decir tiene que quería algo baratito. No está la econonomía como para andar gastando los euros en cosas que no me gustan jajajaja... ¿Solución? Pues ir a Ikea, claro.
Allí compramos un estor que cubriera toda la ventana, que tapara bien el sol y que fuera blanco, que siempre va con todo.
Total, que cuando lo vi allí puesto ¡me pareció taaaaaaaaaaaaaaaaaan soso! Así que la cabeza empezó a darme vueltas a ver cómo podía arreglar aquello de manera fácil y barata.
Y bueno, se me ocurrió poner a las cabras a trabajar jajajaja...
Limpiamos el suelo de la entrada de casa bien limpito y extendimos allí el estor. A continuación las cabras se lavaron bien las manos y se pusieron unos calcetines limpios también para no ensuciar el estor si tenían que andar por encima.
Los muebles de esa habitación son todos blancos, no había problemas para poner los colores que quisiéramos, así que escogimos unas pinturas de colores alegres y variados para dar un poco de vidilla.
Las pinturas son para textiles. La verdad es que no tengo ni idea de qué marca eran, porque el estor ya hace años que tiene las manos pintadas.
Y el resto os lo podéis imaginar: con unos pinceles grandes les íbamos pintando las manos a las cabras y ellos las iban colocando. Solo hay que tener cuidado de que no se apoyen donde no deben con la mano pintada (para éso es mejor que solo tengan pintada una mano cada vez, por si tienen que apoyarse con la otra) y nosotros más o menos los íbamos dirigiendo para que los colores quedaran más o menos bien repartidos.
Pues éso, una idea muy fácil para darle un poco de vida a un estor un poco soso, ¿no?