Otra de nuestras paradas fue en la ciudad de Bayona, que la verdad me soprendió gratamente.
Conseguimos aparcar el coche al lado de un parque, a las afueras de la ciudad. Ya era la hora de comer, así que nos vino de maravilla para hacer un picnic.
Y después de la comida, qué mejor que una pachanguita entre cuatro. Qué gran invento esos balones pequeños, que caben en cualquier parte. Y la gente se piensa que solo sirven para adornar y coleccionar jajaja...
Sin duda lo que más me gustó de Bayona fueron sus edificios, llenos de historia y con un maravilloso aire decadente.
Como veis, no me cansé de hacerles fotos a esas calles flanqueadas por fachadas bonitas...
Y flores! Las ciudades y pueblos de Francia siempre tienen flores...
Bueno, y también logré hacerle un buen primer plano a mi cabra mayor, lo cual no es nada fácil!
Lo confieso, siento debilidad por las contras de madera, así que esta plaza me tenía maravillada!
Bayona tiene un catedral gótica dedicada a Santa María, que data de principios del siglo XVII. Pero está metida entre calles estrechas, así que no es muy fácil hacerle fotos...
La mejor forma de fotografiar sus torres fue desde lejos, asomando entre las copas de los árboles.
Sin duda una preciosa ciudad que vale la pena visitar.