Después de haber practicado a conducir por la izquierda en una ruta relativamente corta y haber salido ilesos, nos animamos a dejar atrás la preciosa ciudad de Edimburgo y ¡poner rumbo a las Highlands!
Teníamos claro que no podíamos llegar todo lo lejos que nos habría gustado en nuestro viaje por las Highlands, pero también teníamos claro que no podíamos dejar Escocia sin haber visto un poco de sus famosos paisajes.
Nuestro siguiente alojamiento lo teníamos reservado en Inverness, la ciudad más grande de esta parte de Escocia. Pero por el camino había varios lugares que queríamos visitar, el primero de ellos era el precioso pueblo de Dunkeld.
Sin duda Dunkeld es una parada muy recomendable para estirar las piernas durante unas horas y conocer un pueblo encantador. Nosotros, además, tuvimos la suerte de verlo nevado. Cuando llegamos apenas había un fino manto de nieve, pero poco a poco comenzó a nevar más y más. Tanto que decidimos irnos antes de lo que nos habría gustado, porque teníamos miedo de que hubiera mucha nieve en la carretera.
Como podéis ver, mis chicos estaban emocionados con la nieve, en cuanto dejamos un poco atrás el pueblo y nos vimos en el paseo junto al río, comenzaron a hacer una guerra de bolas de nieve.
Y es que Dunkeld se encuentra junto al río Tay, y en la afueras del pueblo, pegada al río, está su famosa catedral, rodeada de naturaleza, con árboles altísimos.
Una parte de la catedral está en perfectas condiciones y en ella se celebran misas y bodas, pero otra parte está en ruinas. Curioso, ¿no?
Cuando nosotros fuimos estaba cerrada, pero al parecer es gratis visitarla.
Cuando vimos que no solo no paraba de nevar, sino que los copos eran cada vez más gordos, decidimos regresar al pueblo y este era el aspecto que tenía cuando llegamos. Normal que para nosotros, que no estamos acostumbrados a ver nieve, fuera un poco impresionante, ¿no?
Fue una pena que nos tuviéramos que marchar porque estaba todo precioso, y teníamos muchas ganas de dar un paseo por el bosque de Hermitage, que debe ser espectacular. ¡Otra cosa apuntada para la próxima visita a Escocia!
La verdad, la verdad… a mí viendo esta nevada y el cielo tan oscuro que se había puesto de repente, me daba un poco de miedo coger el coche y ponerme a conducir por la izquierda (miento, en realidad estaba acojonada). Pero bueno… disimulé lo mejor que pude y me puse al volante. ¡Glup!