Pues andamos a cien con las comuniones, y hoy os traigo una pequeña muestra: una sesión de precomunión, las que se hacen para hacer los recordatorios de su Primera Comunión.
Una vez más nos fuimos a San Vicente, al paseo de Pedras Negras, un lugar con unos paisajes maravillosos. Y como siempre, al atardecer, cuando la luz es mágica.
Como suele pasar con los chicos, al principio le costó soltarse. Además quería acabar pronto, que eso de hacerse fotos no iba mucho con él.
Tengo que decir que me ayudo mucho su padre, que se puso a hacerlo reír y lo consiguió, ¡vaya si lo consiguió!
También ayudó ese pequeño barco de madera que yo había comprado unos días atrás en una tienda. En cuanto lo vi me pareció que iba perfecto con los colores del traje, que había visto en una foto que me había enviado su madre. ¡Y acerté!
Además a Martín le encantan los barcos, así que ¡doble acierto!
El padre de Martín había llevado su caña, con intención de pescar. Pero al final sirvió para hacerle unas cuantas fotos al peque, que con su atuendo marinero le iba perfecta también.
Y por último la foto elegida para el recordatorio. Como suele ocurrir, los padres prefieren un primer plano del niño. Que los paisajes son muy bonitos, pero donde estén las caritas de nuestros pequeños, que se quite todo lo demás. Y además… ¡quién aguantaría a las abuelas si no pueden verle bien la cara a su nieto en la foto de la Comunión! jajajajaja
Y por último os dejo una foto de cómo quedaron los recordatorios de Martín. Le preparé una caja con su nombre y, por supuesto, el barquito que tanto le había gustado. Disculpad la calidad, la hice a toda prisa con el móvil para enseñársela a su madre y después no me dio tiempo a hacer otra mejor.
Muchísimas gracias a los padres de Martín por permitirme compartir estas fotos con vosotros. ¡Sois geniales!