Como ya comenté en el post anterior, no me cabían todas las fotos de este precioso pueblo en una sola entrada, así que aquí va la segunda parte.
Y en esta segunda parte llegamos a la parte más alta del pueblo, donde está situado el castillo, que data del siglo XIII. Parece que se puede visitar el castillo por dentro, pero nosotros no pudimos. Según un cartel informativo que había en la entrada, sí era un día de visita y estábamos en las horas en las que debería estar abierto, pero lo cierto es que la puerta estaba cerrada :-(
Después de ver el castillo por fuera, comenzamos a baja de nuevo hacia el pueblo por esas callejuelas maravillosas...
Además de restaurantes y bares, hay varias tiendas de artesanía y muebles que vale mucho la pena visitar.
Y vuelvo a mi obsesión por las puertas y ventanas tapan bonitas que hay en estos pueblos medievales...
En la plaza mayor hay un arco que va a dar a esta otra plaza en la que está este precioso restaurante.
Y también en la Plaza Mayor se encuentra la Iglesia de San Juan, de origen románico. Me encanta ver las cigüeñas en lo alto de las torres. Tengo entendido que no son muy buenas para la conservaciones de estos edificios antiguos, pero no me negaréis que son bonitas, eh?
Volvimos a pasar por la Plaza Mayor y esta vez paramos a tomar algo antes de emprender el camino a casa, y allí, delante del ayuntamiento había varios pintores trabajando.
Otro de los edificios emblemáticos de Pedraza es la antigua cárcel, construida en el siglo XIII.
La cárcel está situada junto a la única puerta de entrada a la villa y desde la que se puede ver algo del precioso paisaje.
Y bueno, como habéis podido imaginar, ¡me vine enamorada de Pedraza!