No es que lo diga yo. Es lo que dicen los propios alemanes, llegando incluso a decir que es la plaza más bonita de Alemania.
En la foto de arriba se puede ver completa, aunque un poco deformada, gracias a una panorámica hecha con mi móvil, que para ser un móvil, no está mal.
Como podéis ver, es una plaza muy simétrica (debe ser por eso que les gusta a los alemanes, que son tan cuadriculados jajaja).
En el centro de la plaza hay una gran sala de conciertos (KonzertHaus) de estilo neoclásico, que está flanqueada por sendas catedrales idénticas: de un lado la catedral alemana de los luteranos y del otro la catedral francesa de los protestantes. Aunque hoy en día ninguno de los dos edificios conserva sus funciones religiosas.
Nos levantamos temprano y la verdad es que había poca gente en la plaza, pero parece que en Navidad hay un mercadillo espectacular. Ayyyy... voy a tener que repetir visita a Berlín en Navidad, porque a mí me juntan en una sola frase "mercadillo" y "Navidad" y el corazón se me acelera jajajaja
Como podéis ver, aprovechamos la tranquilidad y el solete para hacer unas cuantas fotos con calma.
Hasta saqué el minitrípode para poder tener alguna foto de los cinco juntos. Y es que el 90% de las veces que le pido a alguien que nos haga una foto, resulta que la foto no sirve para nada: o cortados nosotros, o el monumento del fondo, o desenfocados. Desastre casi seguro.
¡Mientras estábamos allí vimos pasar un auténtico Trabant funcionando! Los Trabant eran los automóviles soviéticos que todo el mundo poseía en la República Democrática Alemana. Vamos, como los 600 aquí.
En los alrededores de esta plaza hay un montón de cafés, restaurantes y tiendas.
A pocos metros se encuentra este pequeño centro comercial llamado Quartier, que nos pareció muy elegante con ese suelo blanco y negro tan brillante, así que entramos a cotillear y a hacer unas cuantas fotos, cómo no!
Y, efectivamente, es un centro comercial muy elegante. Demasiado elegante, diría yo. Lleno de tiendas de lujo.