El año pasado me pilló el toro con la decoración de la mesa de Fin de Año. Normalmente siempre voy apurada y acabando las cosas en el último minuto, pero lo del año pasado fue un desastre.
Así que tuve que improvisar con lo que tenía en casa algo fácil. Tanto los centros como las etiquetas de los comensales los hice el último día.
Y bueno, aquí os lo enseño por si hay más procrastinadores como yo al que le pueda servir esto como inspiración.
Como veis las etiquetas con los nombres no pueden ser más fáciles de hacer. Una cartulina blanca impresa en el ordenador. Marco y nombre rojos, a juego con las flores de la vajilla y un par de líneas paralelas en uno de los lados por donde hice unos cortes con un cúter para meter una ramita de paniculata.
Para los centros de mesa usé unas cuantas de mis queridas rodajas de madera sobre las que puse unos botes de cristal. Sí, los más bonitos que tenía en la cocina, pero botes de cristal normales a los que até un sencillo cordón. En unos puse unas ramas verdes que tenía en casa (como veis ya estaban hasta secas las pobres) y unas ramas de paniculata, que me encanta.
En los otros botes puse unas velas. Estas velas tiene un poco de trampa porque son de pila, pero están genial hechas, la verdad. También coloqué sobre la madera unas flores de algodón que tenía de envolver los regalos en Nochebuena y unas manzanas rojas que tenía en casa.
Como veis, una cosa muy, muy sencilla, fácil y rápida. Creo que no es la mesa más bonita que he decorado, pero al menos tenía un aire un poco festivo, no?