Después de recordar durante estas semanas nuestro viaje a Nueva York en Navidad, volvemos al "Intercochil", el roadtrip por Europa que hicimos hace unos años.
Y nos habíamos quedado en la hermosa París, así que lo retomamos ahí. Y lo hacemos yéndonos a visitar los Jardines de Luxemburgo.
Se trata de un parque muy grande en el corazón de París. Grande y bonito, y con muchas zonas diferenciadas: hay esculturas, caminos, terrarios cuidadísimos llenos de bonitas flores y plantas. Y también hay zonas de juegos para los más pequeños. Y un tiovivo. Por haber hay hasta un palacio espectacular, sede del Senado francés.
Y justo delante del Palacio de Luxemburgo hay un estanque bastante grande. Y se pueden alquilar pequeños barcos veleros de madera preciosos para jugar con ellos en el estanque ayudados con un palo para empujarlos.
El resto lo hace el viento. Y los peques van corriendo de un lado a otro del estanque sin perder de vista su velero para empujarlo hacia el centro cuando alcanza una orilla.
No recuerdo exactamente cuánto costaba alquilar un barquito, pero sí recuerdo que no era nada caro. Y las cabras pasaron un rato genial corriendo de un lado a otro. Y nosotros también, jugando con ellos y viéndolos disfrutar. Que cuando se viaja con niños hay que tener en cuenta que hay que reservar ratos como estos para descansar y que solo se dediquen a jugar.
Todos los rincones de estos jardines son absolutamente deliciosos, el colorido increíble de las flores, una pasada! Y, al igual que en el Jardín de las Tullerías, había sillas de metal para poder sentarnos y descansar un rato.
Cuando ya íbamos camino de la salida, hicimos una parada en una fuente que está un poco escondida, pero que a mi me encanta: la Fuente de María de Médicis.
Y ya callejeando por esos barrios llenos de encanto, pues me traje también rincones preciosos como esta floristería...
O esta librería que tiene el encanto de lo antiguo.