¡Un buen madrugón y salir a patear una ciudad nueva es una maravilla!
Nuestro destino esta mañana era ir a ver el famoso Flatiron. Este curioso edificio terminó de construirse en 1902 y en aquella época fue el rascacielos más alto de Nueva York. Tiene forma triangular, siguiendo la forma de la manzana. Y en su parte más estrecha mide apenas dos metros.
Después de ver el Flatiron, nos fuimos a desayunar unas buenas pancakes que a mi particularmente me supieron a gloria jejeje..
Y después de un buen desayuno, a seguir pateando. Rumbo al Soho.
Durante los años 60 y 70, el Soho se convirtió en un barrio de artistas. Sus precios eran asequibles, debido a que las antiguas fábricas y talleres fueron reconvertidos en viviendas.
Son típicos sus edificios de ladrillo rojo y sus escaleras de hierro por fuera de las fachadas.
Abajo un detalle de las máquinas de periódicos que había en muchas calles. Funcionan con la honradez de la gente, ya que no hace falta meter la moneda para poder abrirlas. Pero me imagino que la mayoría de las personas paga su periódico. Al menos yo a todo el mundo que vi sacar un periódico de ellas, lo había pagado.
El ambiente navideño en el barrio era una maravilla, con los escaparates y las fachadas decoradas, pero sobre todo con las vendas ambulantes de arbolitos de Navidad naturales.
Me llamó la atención esta pareja que paseaba por el barrio. No parecía que fueran a ninguna fiesta de disfraces, sino que esa era su estética. Esto es Nueva York, y todo es posible jeje
Y aquí otra pareja. Mis cabras pequeñas, en un descansito que hicimos en unos bancos que encontramos en una plaza.
Que por cierto, había unas rosas preciosas en la plaza. Curioso, con el frío pelón que hacía!