El famoso barrio de Montmartre es conocido por varias cosas: por ser su ambiente bohemio (más antes que ahora, me temo) -de hecho por aquí pasaron muchos artistas importantísimos-, por la basílica del Sagrado Corazón (Sacre Coeur), y por el famoso cabaret “Moulin Rouge”.
El nombre del barrio tiene su origen en el nombre de la colina en la que está situado, y en cuya cima se encuentra la basílica de la Sacre Coeur, que creo que se ve desde todos los rincones de París, y es uno de los monumentos más visitados de la ciudad. Esta basílica comenzó a construirse en 1875 y se terminó en 1975.
Se puede subir hasta la parte más alta del barrio utilizando un funicular o subiéndotelo a pie sus ya famosas escaleras.
En los alrededores de la Sacre Coeur hay montones de tiendas de souvenirs y regalos, y también vendedores ambulantes. Algunos muy curiosos, como la chica de la foto de abajo, que me llamó la atención por cómo tenía decorado su puestito, y por la ropa que llevaba.
Muy cerca de la basílica está también la place du Tertre, también conocida como la plaza de los pintores. y es que en esta plaza se dan cita numerosos pintores y caricaturistas que venden sus obras pintadas allí mismo.
La plaza está rodeada de restaurantes,, cafés y creperías donde poder tomar un algo si es que tenemos la suerte de encontrar sitio.
Desde la parte alta de la colina, hay varios lugares donde hay escaleras que nos permiten ir bajando a la zona más baja del barrio.
Actualmente las famosas escaleras de Montmartre están siempre tan concurridas que resulta ya imposible hacer una foto del estilo de la famosa foto de Brassaï.
¡Hasta para hacer esta foto de primos tuvimos que esperar a que se despejara un poco la escalera!
Bajando la colina por el sureste, está la zona del Pigalle, que podríamos decir que es el barrio rojo de París. Allí está el famoso cabaret El Moulin Rouge, así como numerosos sex-shops, así como también tiendas de instrumentos y salas de rock.
Sin duda, hay mucho que ver también en este barrio, como el museo Montmartre, que cuenta la historia de este lugar y tiene numerosas obras de los pintores más famosas que han pasado por aquí. También hay un museo dedicado a Dalí (el Espace Dalí).
Nosotros no tuvimos tiempo de ver nada más porque teníamos que irnos al aeropuerto para coger el avión y volver a casa.
Y así se termina nuestro viaje a París. Corto, sí, pero creo que bien aprovechado. Y sobre todo maravilloso, lleno de recuerdos en familia que no olvidaremos nunca.