A finales del verano pasado hicimos una escapada de un día a este precioso pueblo portugués. Nosotros no lo conocíamos, pero unos amigos nos hablaron de él, y allá nos fuimos.
Amarante es una coqueta villa del norte de Portugal. Está a solo 45 minutos de Oporto hacia el interior.
Está situada junto al río Tâmega, y una de las principales atracciones turísticas es precisamente el puente que cruza este río, el puente de San Gonzalo, construido en la Edad Media, y que une las dos zonas de la villa a un lado y al otro del río.
En el río hay pedaletas que se pueden alquilar para dar un paseo.
Como ocurre en todas las ciudades y pueblo de Portugal (y en Galicia también), hay motones de restaurantes y confiterías en el pueblo. Y a juzgar por la cantidad de gente que había en todas partes, se ve que se come muy bien.
Justo después del puente, está la Iglesia y el Convento de San Gonzalo, que fue fundado en 1540.
Subiendo hacia la cima del pueblo, todas sus calles son estrechas y llenas de encanto y rincones bonitos.
Paramos a tomar un café en una cafetería que tenía una terraza sobre el río. Y un café solo nos costó ¡70 céntimos! Increíble pero cierto.
También nos encontraremos con casas en ruinas, pero incluso las ruinas tienen encanto...
Muy cerca de la iglesia de San Gonzalo, está la Iglesia de Sao Domingos, de planta redonda y construida en el siglo XVIII.
Para nosotros que lo tenemos tan cerquita, Portugal es siempre una buena idea. Un destino genial para una escapada. Y siempre hay lugares preciosos que descubrir.